Soy Mujer, tengo 26 años, pues nací en aquel año 88 tan movido para nuestro país, soy Matrona, Soñadora y aún no tengo el maravilloso regalo de ser madre, pero espero que la vida algún día me lo de, en más de una ocasión.
«Yo no debía nacer», así de simple. Aunque suene duro y seco cuando mi mente reproduce estas palabras, pero es así: no debía nacer. Y es, desde mi sello en esta vida, con lo cual escribo mis palabras y espero poder compartir mi sentir.
Cuando mi corazón llevaba unas pocas semanas latiendo en este mundo dentro del tibio vientre, mi madre estaba feliz y angustiada, los médicos le habían advertido que no podía tener un embarazo. Varias razones oscurecían el proceso: tenía 40 años (recordando estábamos en el año 87, un gran factor de riesgo), una cardiopatía con insuficiencia cardíaca, un aneurisma cerebral, entre otros.
Si llevaba el embarazado adelante seria una odisea que podía costarle la vida o un bebe muerto o malformado o con algún tipo de déficit. Estoy segura que se sintió mal, presa de la culpa, pero hay eventos que son inevitables, que aunque uno tome todas las precauciones sucede, y si quedó embarazada era porque la vida se abrió paso entre las entrañas de su enfermo y delicado cuerpo.
Mi Mamá tomo la decisión de seguir, apoyada de mi Papá, siguió el embarazo, llegaron las 38 semanas y con una cesárea, llegue a este mundo.Y por lo menos hasta el día de hoy sigo aquí. Una niña, adolescente y mujer sana, sin mayores complicaciones, un corazón sano, una vida que se me aferra a la piel hasta los poros. Estoy orgullosa de ello, agradezco y comprendo su desicion, así como si también hubiera querido no tenerme.
Con este testimonio doy pie a mi propia reflexión que me ha llevado la vida hasta el día de hoy. Como mi segundo nombre inventado por mi Papá, logre la vida, conseguí vivir, y eso me llena de orgullo y admiración por mis padres, pues la desición era temerosa.
Mi mamá nunca menciono si iba a abortarme por el riesgo que corría su vida, sólo queríaque siguiera adelante y estaba segura que seria una niña, pues mi papa también y quería que fuera una niña, curioso, fui una niña.
Y pasaron los años, creci y elegi la que seria mi fuente de trabajo y parte de eje de mi vida, estudie en un area en que la vida se entretege la mayoria de las veces, en que un embarazo es en el mayoria de los casos una inmesa alegria para la mujer y su familia. En que la fertilidad, la sexualidad, las emociones van fuertemente de la mano.
Antes de siquiera cursar el primer año de Obstetricia y Puericultura (Matrona/ón), estaba en contra de TODO Aborto y mi mente se cerró sin siquiera ver las demás opiniones. El oír hablar de aquello me producía un enorme horror.
Poco a poco, al tratar con diferentes mujeres, mi mente empezó a abrirse y ver las otras caras de la tortuosa y diferente moneda que es este tema.
Lo que desencadeno todo, fue en mi practica de Neonatologia en que asistí el «parto» de una una pareja de unos 17 años, la bebe nacía muerta, sin parte de su pared abdominal, con parte de la placenta fusionada a su espalda, entre otros detalles… Y yo la recibí en mis mantas irónicamente tibias, mientras el Obstetra que la pasaba.
Lo que recuerdo…Si todavía lo hago, y me sigue partiendo el alma hasta el día de hoy, fue la voz del joven, la voz del padre sin consuelo, que decía: «Mi hijita, ahí va mi hijita», mientras yo la llevaba a una cuna radiante para prepararla con mi entonces supervisora, pues su padre vendría pronto a verla. Un parto de un bebé inviable, lagrimas de alegría que se teñían de duelo y de angustia, ¿Porque debía pasar por todo eso?, dilatarse, sentir parte de los dolores de parto, con este desconsuelo que no se detiene.
Sentí tanta angustia y pena, pues imagine los días de ella, en que tocaba un vientre sin movimiento, en que pasaban horas creyendo que le devolverían aquellas caricias llenas de amor que le daba, ¿Cuanto sufriría?, ¿Que podía hacer?. Incluso en ese entonces los futuros colegas me molestaron pues estaba pálida, siendo que soy morena, mi mundo se tambaleo, me calle y empece a pensar y sentir la angustia de esos jóvenes padres.
Y empece a abrir mis ojos ante todo.
Fue un espaldarazo a mi ferviente aferro al NO aborto, cuando vi aquello, como dice una Amiga. Este es mi mundo (haciendo el gesto de extender la mano con la palma hacia arriba) y luego paso esto… (la palma se voltea hacia abajo).
Y acepte que necesitamos elegir, que necesitamos ayuda en todo sentido, yo trato de hacerlo, dar educación a los adolescentes, ayudar a las mujeres, dar informacion sobre esterilización tanto femenina como masculina.
Pero falta tanto. Nos falta a todos.
¿Porque si están en contra del Aborto, no realizan políticas para que sea fácil la adopción?,¿Porque no se multiplican las casas de acogida a las mujeres que no tienen donde ir con un embarazo?, ¿Porque no aumentan las políticas de educación sexual para prevenir un embarazo no deseado?,¿Porque no ven el dolor de miles de mujeres que tienen que cargar un bebe inviable, y que desencadena en una depresión que no sera tratada por especialistas?.
Tantas aristas, pues el aborto desata una gran cantidad de problemáticas, a los cuales se cierran los ojos.
Cuando vi a una niña con la polera de rojo en contra del aborto, me pregunte. ¿Ella sabrádel caso de mujeres que necesitan un aborto terapéutico?, ¿Ella se colocara en el lugar del otro, como pude hacerlo yo?.
No puedo dejar de recordar un relato de una joven de la PUC, que contó su experiencia :Confesión #5328 .
“Confieso que me violaron y quedé embarazada. Aborté. No me gustó abortar, pero tampoco me gustó que me violaran. No quería tener que vivir 9 meses con en mi vientre un fruto de una violación. Menos sabiendo que a esa guagua iba a ser incapaz de quererla como se debe querer a un hijo, si en la cara veo a su padre.
Ayer iba a publicar esta reflexión, mi ultima paciente, era un PAP, estaba pálida, me pidió si podía hacerle un test de embarazo, se cuidaba con anticonceptivos, creía estar embarazada. Y no podía, tenia 3 hijos, un niño crónico con asma y problemas respiratorios, y tenia una suelto de 500.000 en total que hacia con su marido para mantener a 5 personas, otro bebe era imposible para ella.
¿Que puedo hacer? – me preguntó, antes de hacerle el test.Con lagrimas en los ojos.
Yo sabia que se refería al aborto, y en un momento, pensé que la vida me sigue mostrando muchas mas caras de las moneda que debo ver, porque seamos sinceros, yo también lo pensé cuando me hizo esa pregunta, que hacer con ese dinero, con 6 personas, como vivir en calidad de vida y con bien.
Esta señora, salio con test (-), le recomendé doble método y solicitar esterilización para ella o su marido (me conto que en su ultimo hijo no la esterilizaron a pesar de su solicitud). Mas de eso, espero que por la vida no le entregue otro hijo.
Yo debía ser un aborto, no lo fui, agradezco que mi madre si quisiera tenerme a pesar de poner en riesgo su vida, su cuerpo pudo mantenerme y nutrirme no solo con células y alimentos, ella me nutrió de amor y cariño. Y a pesar de que ese cordón umbilical no esta, y ella tampoco, me sigue nutriendo.
Soy matrona, y soy pro-pensamiento (aludiendo al pro-vida), en el sentido que creo que las personas deben reflexionar bien, antes de llenarse la boca de palabras sin ver la realidad de los demás.
Cito a mi también querido Humberto Maturana, extraído de la reflexión de una querida colega Maria Paz Tapia Relmuan. Espero no molestar por mencionarla. Ojala que también puedan leer su reflexión, porque, la bendición de ser matrones, es que podemos sentir y pensar no desde el exterior, sino al lado de cada mujer que llega a nosotros.
Estoy a favor de nuestras voluntades, así como mi madre pudo elegir tenerme a pesar de los riesgos, espero que las mujeres tengan la oportunidad de elegir con todas las herramientas en sus manos.
“Considero que el aborto es una medida extrema, que las mujeres adoptan porque es necesario para sus vidas. Para mí, es una acción legítima que ella o la familia decidan perder un bebé que no desean. Es un embrión destinado a sufrir la negación, porque no se le quiere. Y se hace más daño teniendo un hijo a la fuerza que no teniéndolo. Ahora, decir que el aborto es legítimo no me inhabilita para señalar que, en el fondo, es un acto sagrado, porque es una vida por otra vida. No estoy recomendando el aborto; lo que sí me parece es que las personas tienen que tener los conocimientos y el entendimiento para decidir consciente y responsablemente. Y quien debe decidir, por supuesto, es la mujer, porque se trata de su vida y de su cuerpo”. ~ Humberto Maturana