Dar Pecho es más que dar alimento

La lactancia es un importante acontecimiento en la vida de la mujer que se convierte en madre, nutre los afectos, el amor, y el cariño incondicional que se mezcla con el instinto maternal al dar pecho a su hijo en un entorno de protección y bienestar para ambos.

El vínculo que se establece cuando la madre da pecho a su bebé es único, el momento de acariciarse, observarse y reconocerse, marca una de las palabras más significativas durante el camino de la maternidad: «apego». El apego se define como un vínculo específico y especial que se forma entre madre-infante. Tiene varios elementos claves: Es una relación emocional perdurable con una persona en específico. Dicha relación produce seguridad, sosiego, consuelo, agrado y placer.La pérdida o la amenaza de pérdida de la persona, evoca una intensa ansiedad. ). El apego favorece los lazos afectivos entre la madre e hijo y se relaciona con mayor duración y mejor calidad de la lactancia, lo que a futuro, estimula un mejor desarrollo psicomotor y salud óptima para el bebé.

La imagen de una madre amamantando es inspiradora, más aún cuando hay una buena técnica de lactancia, la cual es fundamental para un recién nacido satisfecho y una madre tranquila.

Es importante que se de apoyo a la madre en el amamantamiento en especial si es su primer bebé, las primeras lecciones se dan en el consultorio (en talleres, o la misma matrona o matrón), o es posible que en el puerperio donde los profesionales de la salud la apoyan y educan.

«Estudios sobre lactancia materna»

  • La lactancia materna es un factor protector hacia el bebé en los casos en que la madre pudiera mostrar inclinaciones hacia el maltrato, el abuso o el abandono. Un estudio llevado a cabo por el Dr. Lane Strathearn en Texas (Estados Unidos) donde se trabajó con 7.700 madres durante el periodo de lactancia y los 14 años posteriores, constatando en este tiempo la existencia de denuncias por maltrato en dichas familias. Las conclusiones, publicadas en el año 2001, revelaron que en 500 casos se produjo alguna forma de maltrato hacia el niño y se observó que, en las madres que habían amamantado a sus hijos al menos cuatro meses, esa probabilidad de ser maltratado era menor. “Una de las conclusiones fue que cuanto más tiempo de lactancia, menor porcentaje de riesgo de maltrato, y viceversa. Así, era evidente que la duración de la lactancia materna está relacionada con la probabilidad de riesgo de maltrato”.
  • Según la investigación llevada a cabo por el profesor Berthold Koletzko, presidente de la Early Nutrition Academy (ENA), y realizada.dentro del Programa de Obesidad Infantil de la UE, los bebés alimentados con leche materna tienen menos probabilidades de ser obesos durante su infancia que aquellos alimentados con fórmulas maternizadas.
  • Según sugiere un estudio del Centro Médico Diaconesa Beth Israel en Bosto, la lactancia materna también disminuiría los riesgos cardiovasculares en la vida adulta de los bebés.
    Según explicó el investigador Nisha I. Parikh, «la alimentación con leche materna en la infancia está asociada con un índice de masa corporal (IMC) menor y niveles mayores de lipoproteínas de alta densidad (HDL) o colesterol bueno, incluso después de tener en cuenta aspectos demográficos personales y maternales y factores de riesgo cardiovascular que puedan influir en los resultados». Y tanto los menores IMC como los mayores niveles de HDL protegen frente a la enfermedad cardiovascular. El estudio empleó datos de dos generaciones de participantes del Estudio de Corazón Framingham y mostró que los adultos de mediana edad que son alimentados con leche materna eran un 55 por ciento más propensos a tener niveles altos de HDL que niveles bajos de este tipo de colesterol.

Estos son algunos estudios citados, que muestran no sólo los beneficios nutricionales sino también sociales que dan la lactancia materna.

Somos seres de piel, es decir nos tocamos y acariciamos para reconocernos y esto es aplicado en su estado más esencial entre una madre y su hijo, se necesita un tiempo para que la madre e hijo se adapten mutuamente; y para que eso se logre, deben mantenerse en contacto. La mujer necesita todos sus sentidos: tacto, olfato, vista, para producir leche y muchas veces sucederá que al escuchar el llanto de otro niño, la leche baja.

“Cuando amamantar no es como se esperaba”

Hay veces en que las madres sienten que no tienen suficiente leche, que les cuesta sintonizarse con su bebé y adaptarse a él. Se sienten confundidas porque el bebé se queda dormido después de tomar de un pecho y dejan el otro congestionado, sienten molestias y dolor cada vez que intentan alimentarlo, debido a grietas en los pezones por una falla en la técnica de lactancia, se sientes cansadas. Además todos los parientes y amigos les dan un consejo distinto para seguir, lo que logra sólo confundirlas más, pues no saben a quien hacerle caso.

Estas situaciones (y muchas más) pueden causar en la madre frustración, angustia y el miedo de no poder cumplir su rol de madre y de dar pecho a su bebé. Pero deben tranquilizarse y preguntar, nunca está demás, cuando se está en el hospital es importante aclarar las dudas ya que es el momento cuando los profesionales de la salud están cerca y pueden ayudarla.

«Elementos de observación para el apego en la lactancia»

Hay elementos que nos pueden ayudar a realizar un diagnostico precoz de alguna anomalía durante este proceso, los cuales son evidenciados tantos en el bebé como en la madre.

Recién nacido sano con apego normal

Está siempre contento.
– Mirada atenta, especialmente con su madre.
– Se calma en brazos de su madre.
– Buena succión y deglución.
– Manifiesta su hambre y plenitud.
– Adquiere un patrón de alimentación regular, sin cólicos.

Recién nacido sano con apego patológico

Está irritable y/o dormilón.
– Mirada esquiva.
– No se calma en brazos de su madre (esta, lo mece constantemente).
– Succión pobre o descoordinado.
– Aerofagia y vómitos frecuentes.
– Llanto muy frecuente.
– Adquiere un patrón irregular de alimentación.

Madre sana con apego normal

Contenta con su recién nacido.
– Tranquila frente al disconfort de su hijo.
– Alerta con sus demandas, que reconoce claramente.
– Muy positiva con su hijo.
– Reconoce y respeta su temperamento.
– Le ayuda a organizarse.
– Se adapta a su patrón y ritmo de alimentación.

Madre sana con apego patológico

Ansiosa y deprimida frente al disconfort de su hijo.
– No entiende ni atiende bien demandas de su hijo.
– Muy estresada y sobreprotectora con su hijo.
– Desconoce su temperamento y ve atributos negativos en él.
– No detecta las claves de hambre o plenitud y tiende a sobrealimentarlo.
– Hipoestimula o sobreestimula.
– No logra un ritmo y patrón alimentario normal.

Extraido desde: PINTO L FERNANDO . Apego y lactancia natural. Rev. chil. pediatr. [revista en la Internet]. [citado  2011  Ene  26]. Disponible en: http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0370-41062007000600008&lng=es.  doi: 10.4067/S0370-41062007000600008.

Dar pecho no es sólo dar alimento a su hijo, es también nutrir el inicio lazo que los unirá por el resto de la vida, y que puede continuar después de esta, con el recuerdo. Trate de que esos momentos no sean algo mecánico, disfrútelos, siéntase cómoda en un lugar que sea agradable para usted. Es un momento suyo y de su hijo, que es único.

Esta pintura recrea el inicio de la vía láctea, dando el significado de la leche como el origen de la vida.

El nacimiento de la Vía Láctea, de Pedro Pablo Rubens (Museo del Prado de Madrid)